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Esclavos del horario: trabajar de sol a sol

Esclaus de l’horari: treballar de sol a solÚltimamente los horarios españoles han hecho correr ríos de tinta. Se habla de las consecuencias que tienen en productividad y motivación de los trabajadores, pero una emisión reciente del programa La Sexta Columna nos dibuja una completísima panorámica donde nos muestra que no todo el mundo quiere renunciar a la configuración tradicional de la jornada. También habla de sus víctimas indirectas, a menudo olvidadas: los abuelos que deben cuidar cada día de los nietos; y los niños que no reciben la atención necesaria y deben hacer actividades extraescolares hasta la noche.

Esclaus de l’horari: treballar de sol a sol

El programa arranca con un dato muy significativo para entender el problema de España: el 47'3% de los asalariados realizan una jornada laboral partida; es decir, que tienen que hacer una pausa de más de una hora y media para comer. Pero, ¿por qué se hacen estas pausas tan exageradas? Algunos expertos apuntan a que se trata de una herencia histórica. María Angeles Durán, Catedrática de Sociología e investigadora del CSIC explica que la jornada laboral partida era necesaria en la época en que la mayor parte de la población trabajaba en el campo. Como al mediodía hacía demasiado calor para seguir, hacían una pausa y continuaban por la tarde.

Según han demostrado numerosos estudios, actualmente este problema convive también con el desfase horario español. El horario se desfasó a principios del Franquismo, cuando España adoptó el huso horario alemán como muestra de apoyo a Hitler. También lo hicieron los países que fueron invadidos durante la Segunda Guerra Mundial pero, éstos, con la caída de Berlín, volvieron a la hora anterior. España sin embargo todavía sigue hoy en día con el horario alemán. Sobre esta cuestión Ignacio Buqueras, Presidente de la Asociación para la Racionalización de Horarios Españoles, defiende que hay que tener en cuenta que nuestro clima mediterráneo no es el mismo que el de los países nórdicos, y por ello es necesario que ajustemos nuestros relojes para ir en sintonía con nuestro horario solar.

Nuria Chinchilla, Directora del Centro Internacional de Trabajo y Familia del IESE, asegura que nuestros horarios tienen consecuencias graves para la sociedad: "Costes en siniestralidad, costes en el fracaso escolar, estamos más cansados ​​porque los niños también están más cansados​​, problemas de absentismo porque no se puede conciliar cuando los hijos enferman..." Sin olvidar que en materia de conciliación, la mujer resulta de lejos mucho más perjudicada que el hombre, ya que las responsabilidades domésticas recaen más en ellas.

Pero conseguir unos horarios más racionales no es tarea sencilla, ya que toda la sociedad está organizada según ellos, así que necesitamos un cambio estructural en varios sectores. En ese sentido, en Cataluña ya hace un tiempo que trabaja la iniciativa Ara És l’Hora con una hoja de ruta marcada para fomentar un ajuste coherente. A nivel estatal se creó una subcomisión del Congreso para tratar esta cuestión. Según apuntan, conseguir una jornada más racional pasaría por llevar a cabo medidas como hacer que los espectáculos teatrales, el cine o los programas televisivos prime time empezaran antes, que se implementara una jornada laboral flexible y continuada o que los horarios comerciales terminaran antes.

Pero no todo el mundo tiene claro que dichos cambios sean beneficiosos. Manuel García-Izquierdo, Presidente de la Confederación Empresarial del Comercio, sostiene que debemos mantener nuestra propia manera de hacer las cosas: "No veo que tengamos que cambiar nuestras costumbres por las otros países que no tienen las mismas horas de sol que tiene el nuestro, que no tienen la alegría que tiene el nuestro y, en definitiva, que no tienen nuestra forma de trabajar."

Por su parte, Miguel Ángel Galán, Vicepresidente del Comercio de los Empresarios de Madrid, deja claro que él y la gente que trabaja con él sólo podrían cerrar antes si el resto de trabajadores también salieran más temprano a hacer sus compras.

De todos modos, la aplicación de algunos de estos cambios ya cuenta con casos de éxito: la empresa Martínez Loriente, donde aseguran que la implantación de la jornada laboral flexible y continuada ha supuesto un aumento de la productividad y una reducción del absentismo; e Iberdrola, la primera empresa del IBEX-35 que la aplicó y donde supuso una ganancia de 40 horas de trabajo productivo por trabajador al año y una reducción de un 10 % del absentismo.

Pero el mayor problema es que la mala gestión del tiempo en el trabajo no repercute sólo en la productividad del trabajador y su motivación, sino que hay víctimas indirectas: los hijos y los abuelos. Se calcula que 7 de cada 10 abuelos españoles ha cuidado o cuidan a sus nietos, y el 38% lo hacen cada día. En Francia, en cambio, sólo lo hacen el 8 % de los abuelos. Un abuso que es consecuencia directa de las dificultades para la conciliación.

Chinchilla apunta que otro problema grave de los horarios actuales se refleja en la baja natalidad: "España se está muriendo, envejece a un ritmo imposible de atrapar."

Los expertos lo tienen claro: una racionalización horaria y una revisión de la jornada laboral sólo aportarían ventajas para la sociedad. Jos Collin, colaborador del IESE, recuerda que "el horario actual nadie lo ha impuesto por decreto," y que por tanto se podría modificar. En la misma línea se expresa Buqueras: "Unos horarios más racionales son factibles y mejorarían mucho la conciliación entre los ciudadanos y su satisfacción personal." Chinchilla, por su parte, se refiere a los efectos que tienen en la familia: "El siglo XXI es el siglo de la 'F' de flexibilidad y de familia. Todo lo que pase en la familia revierte a la sociedad, para bien o para mal."

 

Puedes acceder a la emisión Esclavos del horario, trabajar de sol a sol del programa La Sexta Columna en su portal oficial:  http://www.atresplayer.com/television/programas/lasexta-columna/temporada-1/capitulo-67-esclavos-horario-trabajar-sol-sol_2014031400378.html#fn_sinopsis_lay

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Anna Molas Closas

Anna Molas Closas

Esclaus de l’horari: treballar de sol a solÚltimamente los horarios españoles han hecho correr ríos de tinta. Se habla de las consecuencias que tienen en productividad y motivación de los trabajadores, pero una emisión reciente del programa La Sexta Columna nos dibuja una completísima panorámica donde nos muestra que no todo el mundo quiere renunciar a la configuración tradicional de la jornada. También habla de sus víctimas indirectas, a menudo olvidadas: los abuelos que deben cuidar cada día de los nietos; y los niños que no reciben la atención necesaria y deben hacer actividades extraescolares hasta la noche.

Esclaus de l’horari: treballar de sol a sol

El programa arranca con un dato muy significativo para entender el problema de España: el 47'3% de los asalariados realizan una jornada laboral partida; es decir, que tienen que hacer una pausa de más de una hora y media para comer. Pero, ¿por qué se hacen estas pausas tan exageradas? Algunos expertos apuntan a que se trata de una herencia histórica. María Angeles Durán, Catedrática de Sociología e investigadora del CSIC explica que la jornada laboral partida era necesaria en la época en que la mayor parte de la población trabajaba en el campo. Como al mediodía hacía demasiado calor para seguir, hacían una pausa y continuaban por la tarde.

Según han demostrado numerosos estudios, actualmente este problema convive también con el desfase horario español. El horario se desfasó a principios del Franquismo, cuando España adoptó el huso horario alemán como muestra de apoyo a Hitler. También lo hicieron los países que fueron invadidos durante la Segunda Guerra Mundial pero, éstos, con la caída de Berlín, volvieron a la hora anterior. España sin embargo todavía sigue hoy en día con el horario alemán. Sobre esta cuestión Ignacio Buqueras, Presidente de la Asociación para la Racionalización de Horarios Españoles, defiende que hay que tener en cuenta que nuestro clima mediterráneo no es el mismo que el de los países nórdicos, y por ello es necesario que ajustemos nuestros relojes para ir en sintonía con nuestro horario solar.

Nuria Chinchilla, Directora del Centro Internacional de Trabajo y Familia del IESE, asegura que nuestros horarios tienen consecuencias graves para la sociedad: "Costes en siniestralidad, costes en el fracaso escolar, estamos más cansados ​​porque los niños también están más cansados​​, problemas de absentismo porque no se puede conciliar cuando los hijos enferman..." Sin olvidar que en materia de conciliación, la mujer resulta de lejos mucho más perjudicada que el hombre, ya que las responsabilidades domésticas recaen más en ellas.

Pero conseguir unos horarios más racionales no es tarea sencilla, ya que toda la sociedad está organizada según ellos, así que necesitamos un cambio estructural en varios sectores. En ese sentido, en Cataluña ya hace un tiempo que trabaja la iniciativa Ara És l’Hora con una hoja de ruta marcada para fomentar un ajuste coherente. A nivel estatal se creó una subcomisión del Congreso para tratar esta cuestión. Según apuntan, conseguir una jornada más racional pasaría por llevar a cabo medidas como hacer que los espectáculos teatrales, el cine o los programas televisivos prime time empezaran antes, que se implementara una jornada laboral flexible y continuada o que los horarios comerciales terminaran antes.

Pero no todo el mundo tiene claro que dichos cambios sean beneficiosos. Manuel García-Izquierdo, Presidente de la Confederación Empresarial del Comercio, sostiene que debemos mantener nuestra propia manera de hacer las cosas: "No veo que tengamos que cambiar nuestras costumbres por las otros países que no tienen las mismas horas de sol que tiene el nuestro, que no tienen la alegría que tiene el nuestro y, en definitiva, que no tienen nuestra forma de trabajar."

Por su parte, Miguel Ángel Galán, Vicepresidente del Comercio de los Empresarios de Madrid, deja claro que él y la gente que trabaja con él sólo podrían cerrar antes si el resto de trabajadores también salieran más temprano a hacer sus compras.

De todos modos, la aplicación de algunos de estos cambios ya cuenta con casos de éxito: la empresa Martínez Loriente, donde aseguran que la implantación de la jornada laboral flexible y continuada ha supuesto un aumento de la productividad y una reducción del absentismo; e Iberdrola, la primera empresa del IBEX-35 que la aplicó y donde supuso una ganancia de 40 horas de trabajo productivo por trabajador al año y una reducción de un 10 % del absentismo.

Pero el mayor problema es que la mala gestión del tiempo en el trabajo no repercute sólo en la productividad del trabajador y su motivación, sino que hay víctimas indirectas: los hijos y los abuelos. Se calcula que 7 de cada 10 abuelos españoles ha cuidado o cuidan a sus nietos, y el 38% lo hacen cada día. En Francia, en cambio, sólo lo hacen el 8 % de los abuelos. Un abuso que es consecuencia directa de las dificultades para la conciliación.

Chinchilla apunta que otro problema grave de los horarios actuales se refleja en la baja natalidad: "España se está muriendo, envejece a un ritmo imposible de atrapar."

Los expertos lo tienen claro: una racionalización horaria y una revisión de la jornada laboral sólo aportarían ventajas para la sociedad. Jos Collin, colaborador del IESE, recuerda que "el horario actual nadie lo ha impuesto por decreto," y que por tanto se podría modificar. En la misma línea se expresa Buqueras: "Unos horarios más racionales son factibles y mejorarían mucho la conciliación entre los ciudadanos y su satisfacción personal." Chinchilla, por su parte, se refiere a los efectos que tienen en la familia: "El siglo XXI es el siglo de la 'F' de flexibilidad y de familia. Todo lo que pase en la familia revierte a la sociedad, para bien o para mal."

 

Puedes acceder a la emisión Esclavos del horario, trabajar de sol a sol del programa La Sexta Columna en su portal oficial:  http://www.atresplayer.com/television/programas/lasexta-columna/temporada-1/capitulo-67-esclavos-horario-trabajar-sol-sol_2014031400378.html#fn_sinopsis_lay

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