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Escándalo en el Reino Unido por los bonos de los banqueros

Las informaciones de que los ejecutivos del Royal Bank of Scotland (RBS), a pesar de haber sido rescatado de la quiebra por el Gobierno, se proponen abonar a sus empleados unas pagas extras de 1.150 millones de euros, ha indignado a la opinión pública.

"No se puede premiar el fracaso". Con estas palabras, el primer ministro británico, Gordon Brown, condenó ayer a los banqueros que insisten en cobrar gratificaciones, en algunos casos millonarias, a pesar de la crítica situación en que se halla el sector financiero británico. La falta de créditos va estrangulando lentamente la economía de las familias y las empresas británicas, pero los bonos de quienes son en buena medida responsables del desastre, se mantienen.

Las informaciones de que los ejecutivos del Royal Bank of Scotland (RBS), a pesar de haber sido rescatado de la quiebra por el Gobierno con el dinero de los contribuyentes, se proponen abonar a sus empleados unas pagas extras por valor de 1.150 millones de euros, ha indignado a la opinión pública. El RBS alcanzó las mayores pérdidas jamás registradas por una compañía británica y el Gobierno tuvo que hacerse con el 70% de sus acciones para impedir que la entidad fuera a la quiebra.

Las primas, estipuladas por contrato, deberán ser autorizadas por el UK Financial Investments, el organismo creado por el ministro del Tesoro para gestionar las entidades parcialmente nacionalizadas. Pero Brown ha dado por muerta la cultura de los bonos, hasta ahora intocable, aunque no habló de prohibir los pagos, a pesar de recibir fuertes presiones en este sentido desde las filas de su propio partido.

"ULTRAJE ECONÓMICO"

El exviceprimer ministro laborista, John Presccott, ha denunciado las primas del RBS como "un ultraje político y económico" y ha lanzado una campaña en Internet para impedir las gratificaciones al RBS. La Secretaria del Tesoro, Yvette Cooper, advirtió de que "como accionistas mayoritarios", en los bancos intervenidos "no aceptaremos bonos que recompensen el fracaso", aunque no explicó cómo piensa impedirlo. "Creo que algunos de esos banqueros tienen una responsabilidad moral y deben considerar si tomar esos bonos, aunque legalmente tengan derecho a ellos, en un momento en que el banco solo sigue ahí por la intervención del Gobierno y cuando hace falta restaurar la confianza en la City", declaró Cooper.

La presión política y social llevó a los directivos de Barclays a anunciar la reducción de sus gratificaciones en un 50% y el compromiso de revisar todo el sistema de salarios. El banco, que de momento no ha recurrido a la inyección de ayuda pública para sanear su situación, anunció ayer una perdida del 14% de su beneficio bruto que se sitúa en 7.231 millones de libras, en el ejercicio del 2008 y del 1% en el beneficio neto, que queda en 5.096 millones de euros. El ministro de Finanzas, Alistair Darling, ha ordenado una investigación independiente sobre la manera en que se gestionan los bancos y se establecen las primas entre los directivos, a fin de identificar las malas prácticas.

PRIMAS MILLONARIAS

Algunos de esos fat cats (literalmente gatos gordos), como se les llama popularmente en el Reino Unido a los ejecutivos, llegaron a embolsarse el año pasado una paga extra de entre cinco y siete millones de euros. Nouriel Roubini, el reputado analista financiero y economista americano que predijo la actual crisis, aseguró ayer que el modelo financiero anglosajón ha fracasado. El profesor de la Universidad de Nueva York señaló en el Financial Times, que la supervisión del sistema, "se basa en la autorregulación, lo que en la práctica, significa la no regulación". "La disciplina de mercado", añadió, "no existe cuando hay una euforia y una exuberancia irracional".

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BegoñaArce , (El Periódico)

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"No se puede premiar el fracaso". Con estas palabras, el primer ministro británico, Gordon Brown, condenó ayer a los banqueros que insisten en cobrar gratificaciones, en algunos casos millonarias, a pesar de la crítica situación en que se halla el sector financiero británico. La falta de créditos va estrangulando lentamente la economía de las familias y las empresas británicas, pero los bonos de quienes son en buena medida responsables del desastre, se mantienen.

Las informaciones de que los ejecutivos del Royal Bank of Scotland (RBS), a pesar de haber sido rescatado de la quiebra por el Gobierno con el dinero de los contribuyentes, se proponen abonar a sus empleados unas pagas extras por valor de 1.150 millones de euros, ha indignado a la opinión pública. El RBS alcanzó las mayores pérdidas jamás registradas por una compañía británica y el Gobierno tuvo que hacerse con el 70% de sus acciones para impedir que la entidad fuera a la quiebra.

Las primas, estipuladas por contrato, deberán ser autorizadas por el UK Financial Investments, el organismo creado por el ministro del Tesoro para gestionar las entidades parcialmente nacionalizadas. Pero Brown ha dado por muerta la cultura de los bonos, hasta ahora intocable, aunque no habló de prohibir los pagos, a pesar de recibir fuertes presiones en este sentido desde las filas de su propio partido.

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La presión política y social llevó a los directivos de Barclays a anunciar la reducción de sus gratificaciones en un 50% y el compromiso de revisar todo el sistema de salarios. El banco, que de momento no ha recurrido a la inyección de ayuda pública para sanear su situación, anunció ayer una perdida del 14% de su beneficio bruto que se sitúa en 7.231 millones de libras, en el ejercicio del 2008 y del 1% en el beneficio neto, que queda en 5.096 millones de euros. El ministro de Finanzas, Alistair Darling, ha ordenado una investigación independiente sobre la manera en que se gestionan los bancos y se establecen las primas entre los directivos, a fin de identificar las malas prácticas.

PRIMAS MILLONARIAS

Algunos de esos fat cats (literalmente gatos gordos), como se les llama popularmente en el Reino Unido a los ejecutivos, llegaron a embolsarse el año pasado una paga extra de entre cinco y siete millones de euros. Nouriel Roubini, el reputado analista financiero y economista americano que predijo la actual crisis, aseguró ayer que el modelo financiero anglosajón ha fracasado. El profesor de la Universidad de Nueva York señaló en el Financial Times, que la supervisión del sistema, "se basa en la autorregulación, lo que en la práctica, significa la no regulación". "La disciplina de mercado", añadió, "no existe cuando hay una euforia y una exuberancia irracional".

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