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¿Seré yo el próximo en caer?

Pese a ser afortunados por mantener el trabajo, el temor al despido angustia a los empleados y modifica su conducta dentro y fuera del trabajo. Sólo un 53% de los españoles es optimista sobre el futuro de su puesto dentro de la compañía.

Se consideran afortunados: a diferencia de muchos de sus amigos, vecinos o familiares, conservan su trabajo y siguen cobrando puntualmente su nómina a final de mes. Y, sin embargo, no viven tranquilos: cada vez que abren el diario o encienden la televisión un goteo incesante de noticias les recuerda que las cifras del paro seguirán creciendo hasta cotas históricas durante todo este año… y que su cabeza puede ser la próxima en caer.

En los últimos meses la sensación de miedo e incertidumbre se ha extendido a sus anchas en todo tipo de fábricas y oficinas. Incluso en las empresas consideradas solventes, los trabajadores temen por su futuro laboral. Según un estudio de la firma de selección Robert Half, el 62% de los españoles cree que su empresa no tendrá problemas para afrontar la crisis pero sólo un 53% es optimista sobre el futuro de su propio puesto de trabajo dentro de la compañía.

"Reina una sensación general de psicosis colectiva - reconoce Jordi Vilà, director en Barcelona de Human Management Systems-.Especialmente entre los menores de 40 años, que sólo habían conocido épocas de prosperidad y crecimiento: ahora de repente les han cambiado todos los esquemas y su único pensamiento es ´Virgencita, que me quede como estoy´".

Según el barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) del pasado enero, el paro es por quinto mes consecutivo el problema que más preocupa a los españoles: un 75,3% de los ciudadanos lo cita entre sus principales temores, casi el doble que hace un año. En los centros de apoyo psicológico se multiplican los casos de profesionales en activo angustiados por la posibilidad de perder su puesto de trabajo. Roger Puigdecanet, psicólogo clínico de la Unitat d´Atenció Psicològica (UAP), explica que "se trata mayoritariamente de personas de entre 22 y 40 años, a menudo profesionales de gran cualificación, que perciben que la crisis ha truncado todos sus proyectos profesionales y personales, desde alcanzar una buena posición profesional hasta comprar un piso o tener hijos".

El miedo de estos pacientes suele comenzar tras ver cómo uno de sus familiares se quedaba en paro o cómo su empresa iniciaba una reducción de plantilla. "Entonces entran en el denominado proceso de hipervigilancia constante - dice Puigdecanet-:están pendientes de cualquier movimiento de sus jefes y no pueden dejar de pensar que se van a quedar sin trabajo, por lo que muchos ni siquiera consiguen dormir y llegan a desarrollar crisis ansioso-depresivas".

Desde la Unitat d´Atenció Psicològica constatan además que, ante esta situación de angustia, en lugar de buscar alternativas como mejorar su formación o empezar a enviar currículums a otras empresas la mayoría de los trabajadores se bloquean y se quedan a la espera de comprobar si sus temores eran fundados.

Según Jordi Vilà, de Human Management Systems, "en épocas como esta aflora lo mejor y lo peor de cada trabajador: por un lado pueden aparecer situaciones de angustia que provocan disminuciones del rendimiento, pero por otro lado los empleados intentan esforzarse al máximo y sacrificarse por la empresa".

Aunque no hay datos actualizados que confirmen esta tendencia Ricard Cayuela, director de Staff Consultants y profesor de psicología del trabajo en la Universitat Ramon Llull (URL), asegura que en los últimos meses se ha producido un descenso "brutal" del absentismo laboral. "Cada vez que hay una crisis se repite esta situación - asegura Cayuela-:el absentismo no justificado se reduce porque la gente deja de hacer tonterías e incluso está más dispuesta a trabajar más horas si el jefe se lo pide para no entrar en la lista negra".

Ante la posibilidad de tener a sus empleados más entregados que nunca, las empresas podrían tener la tentación de azuzar el temor a un posible recorte de personal. "El empresario que piense así tiene una visión muy cortoplacista porque mantener asustada a la plantilla puede beneficiar a la empresa a corto plazo pero a la larga no supone ninguna ventaja competitiva y perjudica el clima laboral", advierte María Martín, directora de capital humano de Watson Wyatt.

Camil Ros, secretario de política sindical de UGT de Catalunya, lamenta sin embargo que muchas empresas estén aprovechando el miedo de los trabajadores para obligarlos a aceptar recortes de gastos y complementos extrasalariales. "Es una actitud muy poco responsable por parte de las patronales, que así sólo consiguen infundir más inseguridad", Ros. lamenta

En este sentido Simón Rosado, secretario de acción sindical de CC. OO. en Catalunya, subraya que las declaraciones vertidas en los últimos días desde la CEOE y el Banco de España a favor del abaratamiento del despido "incrementa la incertidumbre de los empleados y actúa en un sentido opuesto a la reactivación de la economía, ya que ante el miedo a quedarse en paro los trabajadores reducen el consumo".

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NuriaPeláez , (La Vanguardia)

NuriaPeláez , (La Vanguardia)

Pese a ser afortunados por mantener el trabajo, el temor al despido angustia a los empleados y modifica su conducta dentro y fuera del trabajo. Sólo un 53% de los españoles es optimista sobre el futuro de su puesto dentro de la compañía.

Se consideran afortunados: a diferencia de muchos de sus amigos, vecinos o familiares, conservan su trabajo y siguen cobrando puntualmente su nómina a final de mes. Y, sin embargo, no viven tranquilos: cada vez que abren el diario o encienden la televisión un goteo incesante de noticias les recuerda que las cifras del paro seguirán creciendo hasta cotas históricas durante todo este año… y que su cabeza puede ser la próxima en caer.

En los últimos meses la sensación de miedo e incertidumbre se ha extendido a sus anchas en todo tipo de fábricas y oficinas. Incluso en las empresas consideradas solventes, los trabajadores temen por su futuro laboral. Según un estudio de la firma de selección Robert Half, el 62% de los españoles cree que su empresa no tendrá problemas para afrontar la crisis pero sólo un 53% es optimista sobre el futuro de su propio puesto de trabajo dentro de la compañía.

"Reina una sensación general de psicosis colectiva - reconoce Jordi Vilà, director en Barcelona de Human Management Systems-.Especialmente entre los menores de 40 años, que sólo habían conocido épocas de prosperidad y crecimiento: ahora de repente les han cambiado todos los esquemas y su único pensamiento es ´Virgencita, que me quede como estoy´".

Según el barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) del pasado enero, el paro es por quinto mes consecutivo el problema que más preocupa a los españoles: un 75,3% de los ciudadanos lo cita entre sus principales temores, casi el doble que hace un año. En los centros de apoyo psicológico se multiplican los casos de profesionales en activo angustiados por la posibilidad de perder su puesto de trabajo. Roger Puigdecanet, psicólogo clínico de la Unitat d´Atenció Psicològica (UAP), explica que "se trata mayoritariamente de personas de entre 22 y 40 años, a menudo profesionales de gran cualificación, que perciben que la crisis ha truncado todos sus proyectos profesionales y personales, desde alcanzar una buena posición profesional hasta comprar un piso o tener hijos".

El miedo de estos pacientes suele comenzar tras ver cómo uno de sus familiares se quedaba en paro o cómo su empresa iniciaba una reducción de plantilla. "Entonces entran en el denominado proceso de hipervigilancia constante - dice Puigdecanet-:están pendientes de cualquier movimiento de sus jefes y no pueden dejar de pensar que se van a quedar sin trabajo, por lo que muchos ni siquiera consiguen dormir y llegan a desarrollar crisis ansioso-depresivas".

Desde la Unitat d´Atenció Psicològica constatan además que, ante esta situación de angustia, en lugar de buscar alternativas como mejorar su formación o empezar a enviar currículums a otras empresas la mayoría de los trabajadores se bloquean y se quedan a la espera de comprobar si sus temores eran fundados.

Según Jordi Vilà, de Human Management Systems, "en épocas como esta aflora lo mejor y lo peor de cada trabajador: por un lado pueden aparecer situaciones de angustia que provocan disminuciones del rendimiento, pero por otro lado los empleados intentan esforzarse al máximo y sacrificarse por la empresa".

Aunque no hay datos actualizados que confirmen esta tendencia Ricard Cayuela, director de Staff Consultants y profesor de psicología del trabajo en la Universitat Ramon Llull (URL), asegura que en los últimos meses se ha producido un descenso "brutal" del absentismo laboral. "Cada vez que hay una crisis se repite esta situación - asegura Cayuela-:el absentismo no justificado se reduce porque la gente deja de hacer tonterías e incluso está más dispuesta a trabajar más horas si el jefe se lo pide para no entrar en la lista negra".

Ante la posibilidad de tener a sus empleados más entregados que nunca, las empresas podrían tener la tentación de azuzar el temor a un posible recorte de personal. "El empresario que piense así tiene una visión muy cortoplacista porque mantener asustada a la plantilla puede beneficiar a la empresa a corto plazo pero a la larga no supone ninguna ventaja competitiva y perjudica el clima laboral", advierte María Martín, directora de capital humano de Watson Wyatt.

Camil Ros, secretario de política sindical de UGT de Catalunya, lamenta sin embargo que muchas empresas estén aprovechando el miedo de los trabajadores para obligarlos a aceptar recortes de gastos y complementos extrasalariales. "Es una actitud muy poco responsable por parte de las patronales, que así sólo consiguen infundir más inseguridad", Ros. lamenta

En este sentido Simón Rosado, secretario de acción sindical de CC. OO. en Catalunya, subraya que las declaraciones vertidas en los últimos días desde la CEOE y el Banco de España a favor del abaratamiento del despido "incrementa la incertidumbre de los empleados y actúa en un sentido opuesto a la reactivación de la economía, ya que ante el miedo a quedarse en paro los trabajadores reducen el consumo".

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