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Intrahistoria de una cajera

'Cajera sin futuro ' fue el descriptivo título que asignó a su blog Anna San, una joven francesa que se puso a trabajar en un hipermercado para pagarse sus estudios: jornada completa por 680 euros al mes y 18 minutos para comer.

Un robot, nada más que un robot. Unas manos que se pasean arriba y abajo, con ritmo mecánico. Así es como las cajeras de supermercado se sienten tratadas - vistas- por la mayor parte de los clientes. Sin rostro, sin alma. Lo lleva explicando desde hace un año, con gran éxito de público, una joven francesa, Anna Sam, de 28 años, que ha decidido volcar en un blog personal en internet su experiencia durante ocho años como cajera de una gran superficie comercial. Trufado de anécdotas y reflexiones, el diario de Anna Sam aparecerá en forma de libro a partir del próximo 8 de junio bajo el título Las tribulaciones de una cajera. Editado por Stock, puede encargarse ya on line al precio de oferta de 17,10 euros.

Anna Sam abrió su blog en abril del 2007 como una vía de escape, después de escuchar cómo una mujer reprendía a su hijo delante de ella - un robot, a fin de cuentas- con la siguiente admonición: "Tienes que estudiar; si no, acabarás como esta señora". ¿Estudiar? Anna Sam entró a trabajar como cajera - en un supermercado de la cadena Leclerc en los alrededores de Rennes (Bretaña)- precisamente para pagarse los estudios. Y, sin embargo, no fue precisamente su diploma universitario en Literatura Moderna el que le salvó de seguir amarrada a su trabajo basura a 680 euros al mes y 18 minutos para comer.

En abril del 2007 pasaron muchas cosas y Francia se encontraba en pleno fragor de la campaña electoral presidencial que acabaría con la victoria de Nicolas Sarkozy. Al calor de la batalla política, las cajeras de supermercado hicieron una primera jornada de huelga nacional, en reivindicación de mejores salarios y condiciones laborales, y la candidata socialista al Elíseo, Ségolène Royal, acudió a un súper de la cadena Champion para mostrar su solidaridad con las trabajadores de las cajas (a quienes después, por cierto, dedicaría un capítulo de su libro Mi más bello sueño sois vosotros,publicado tras la derrota).

En esos días agitados, el sindicato CFDT organizó una gran movilización para combatir la implantación experimental en unos 150 centros de venta de diversas cadenas - de Auchan a Carrefour- de cajeros automáticos ante el que los clientes pasan ellos mismos el código de barras de los productos por el lector. Una vía que, según el sindicato, ponía en peligro el mantenimiento de 80.000 de los 200.000 puestos de cajera de toda Francia. La lógica del robot llevada a su extremo.

Armada con un archivo de anécdotas inagotable - una media de 200 a 500 clientes al día da para mucho-, Anna Sam se ha dedicado los últimos doce meses a exponer con crudeza, no exenta de humor, las miserias y mezquindades de los compradores de un súper. Los que niegan el saludo o insultan a la cajera ante la más nimia dificultad. Los que intentan llevarse cosas sin pagar, así sea una pequeña chocolatina. Los que cuentan hasta el último céntimo, y los que dudan sobre qué producto dejar ante la evidencia de que no les llega la calderilla. Las parejas que se pelean por ver quién paga qué, y los padres de familia que vuelven al rato - solos- para comprar un DVD subido de tono que no osaron comprar delante de su prole...

El blog (caissierenofutur. overblog. com) ha tenido un éxito tal - al cierre de este artículo había recibido cerca de 622.000 visitas- que ha llevado a su autora a pasearse por emisoras de radio y canales de televisión, participando en programas del calibre de Vivamente domingo,del incombustible Michel Drucker, una institución nacional ante la que se rinden hasta los más conspicuos trostkistas (el domingo pasado le tocó el turno a Olivier Besancenot, el cartero líder de la LCR). El blog contiene hoy publicidad de conocidas marcas y hasta se permite la broma de sortear camisetas con el título del libro.

"Ser cajera no es una tara, es un oficio", escribía Anna Sam en su primer escrito, fechado el 29 de abril del 2007, en el que decía seguir en ese trabajo - según propia confesión- porque a falta del empleo de sus sueños, el de cajera "no es tan peor como se dice". Anna lo dejó el pasado mes de enero para dedicarse a escribir.


Agotadas por 850 euros al mes
AINTZANE GASTESI

Interminables jornadas laborales, salarios pírricos y horarios que incluyen trabajar los sábados y algunos domingos. Además, en campañas como la de Navidad o la de rebajas, las cargas de trabajo se intensifican de forma considerable: también en España, el puesto de auxiliar de caja, que en un 90% ocupan mujeres, es un trabajo poco valorado socialmente.

Los sindicatos mantienen varios frentes abiertos para dignificar las condiciones laborales del colectivo, centrados en tres líneas de reivindicación. Por un lado, piden incremento salarial para superar los 850 euros mensuales de media que cobran los empleados del sector de la distribución. Otra de las batallas es la flexibilización de horarios y la exigencia de dos días de descanso semanales. Y, finalmente, mejoras en las condiciones de higiene y salud laboral.

Óscar López, secretario de la federación de comercio de UGT, denuncia además que en muchas empresas "estos empleados están marginados del sistema de incentivos, cuando son quienes realmente facturan todas las compras". El colectivo, básicamente femenino, sufre un gran número de bajas por estrés y depresión que López achaca a "las fuertes presiones por el trato directo con el público y a las largas jornadas de trabajo". Según un estudio de Adecco Distribución, el absentismo laboral ha aumentado significativamente en los últimos tiempos: la tasa ha pasado del 3% al 14% en apenas seis años.

La lista de denuncias de los sindicatos ante la inspección de trabajo es interminable y los motivos de queja van desde la discriminación por maternidad a la denuncia de sobreexplotación en campañas de rebajas y navideña.

Según Óscar López, "nadie quiere trabajar en este puesto". En los últimos meses el aumento del paro ha favorecido que haya solicitudes para cubrir las plazas vacantes, aunque según López "hubo momentos en que llegó a haber hasta 8.000 plazas vacantes en el sector del comercio".

El informe de Caprabo ¿Quién trabaja en un supermercado? dibuja el perfil de la cajera como una mujer de entre 25 y 35 años, de nacionalidad española y que trabaja a tiempo completo. El 43% de los 14.000 empleados de Caprabo es auxiliar de tienda, categoría profesional que incluye la figura del cajeras y reponedores, que alternan sus actividades según las necesidades del establecimiento. Según el perfil de Caprabo, el 61,5% de sus empleados son solteros, el 80% son mujeres y el 3% son inmigrantes. David Herranz, director de Adecco Distribución, explica que el sector cada vez más "aboga por una mayor profesionalización del colectivo, sobre todo los grandes grupos". Las empresas reconocen problemas para encontrar personal para este puesto, "el más difícil de cubrir en autoservicios y supermercados", según un informe de Adecco. Herranz comparte que el puesto de cajera carece de reconocimiento y se han incorporado muchos trabajadores inmigrantes, "que son quienes acaban en los turnos más duros y trabajando los fines de semana".

Acceso al blog 'Les tribulations d 'une cassiere ': http://caissierenofutur.over-blog.com

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LluísUría , (La Vanguardia)

LluísUría , (La Vanguardia)

'Cajera sin futuro ' fue el descriptivo título que asignó a su blog Anna San, una joven francesa que se puso a trabajar en un hipermercado para pagarse sus estudios: jornada completa por 680 euros al mes y 18 minutos para comer.

Un robot, nada más que un robot. Unas manos que se pasean arriba y abajo, con ritmo mecánico. Así es como las cajeras de supermercado se sienten tratadas - vistas- por la mayor parte de los clientes. Sin rostro, sin alma. Lo lleva explicando desde hace un año, con gran éxito de público, una joven francesa, Anna Sam, de 28 años, que ha decidido volcar en un blog personal en internet su experiencia durante ocho años como cajera de una gran superficie comercial. Trufado de anécdotas y reflexiones, el diario de Anna Sam aparecerá en forma de libro a partir del próximo 8 de junio bajo el título Las tribulaciones de una cajera. Editado por Stock, puede encargarse ya on line al precio de oferta de 17,10 euros.

Anna Sam abrió su blog en abril del 2007 como una vía de escape, después de escuchar cómo una mujer reprendía a su hijo delante de ella - un robot, a fin de cuentas- con la siguiente admonición: "Tienes que estudiar; si no, acabarás como esta señora". ¿Estudiar? Anna Sam entró a trabajar como cajera - en un supermercado de la cadena Leclerc en los alrededores de Rennes (Bretaña)- precisamente para pagarse los estudios. Y, sin embargo, no fue precisamente su diploma universitario en Literatura Moderna el que le salvó de seguir amarrada a su trabajo basura a 680 euros al mes y 18 minutos para comer.

En abril del 2007 pasaron muchas cosas y Francia se encontraba en pleno fragor de la campaña electoral presidencial que acabaría con la victoria de Nicolas Sarkozy. Al calor de la batalla política, las cajeras de supermercado hicieron una primera jornada de huelga nacional, en reivindicación de mejores salarios y condiciones laborales, y la candidata socialista al Elíseo, Ségolène Royal, acudió a un súper de la cadena Champion para mostrar su solidaridad con las trabajadores de las cajas (a quienes después, por cierto, dedicaría un capítulo de su libro Mi más bello sueño sois vosotros,publicado tras la derrota).

En esos días agitados, el sindicato CFDT organizó una gran movilización para combatir la implantación experimental en unos 150 centros de venta de diversas cadenas - de Auchan a Carrefour- de cajeros automáticos ante el que los clientes pasan ellos mismos el código de barras de los productos por el lector. Una vía que, según el sindicato, ponía en peligro el mantenimiento de 80.000 de los 200.000 puestos de cajera de toda Francia. La lógica del robot llevada a su extremo.

Armada con un archivo de anécdotas inagotable - una media de 200 a 500 clientes al día da para mucho-, Anna Sam se ha dedicado los últimos doce meses a exponer con crudeza, no exenta de humor, las miserias y mezquindades de los compradores de un súper. Los que niegan el saludo o insultan a la cajera ante la más nimia dificultad. Los que intentan llevarse cosas sin pagar, así sea una pequeña chocolatina. Los que cuentan hasta el último céntimo, y los que dudan sobre qué producto dejar ante la evidencia de que no les llega la calderilla. Las parejas que se pelean por ver quién paga qué, y los padres de familia que vuelven al rato - solos- para comprar un DVD subido de tono que no osaron comprar delante de su prole...

El blog (caissierenofutur. overblog. com) ha tenido un éxito tal - al cierre de este artículo había recibido cerca de 622.000 visitas- que ha llevado a su autora a pasearse por emisoras de radio y canales de televisión, participando en programas del calibre de Vivamente domingo,del incombustible Michel Drucker, una institución nacional ante la que se rinden hasta los más conspicuos trostkistas (el domingo pasado le tocó el turno a Olivier Besancenot, el cartero líder de la LCR). El blog contiene hoy publicidad de conocidas marcas y hasta se permite la broma de sortear camisetas con el título del libro.

"Ser cajera no es una tara, es un oficio", escribía Anna Sam en su primer escrito, fechado el 29 de abril del 2007, en el que decía seguir en ese trabajo - según propia confesión- porque a falta del empleo de sus sueños, el de cajera "no es tan peor como se dice". Anna lo dejó el pasado mes de enero para dedicarse a escribir.


Agotadas por 850 euros al mes
AINTZANE GASTESI

Interminables jornadas laborales, salarios pírricos y horarios que incluyen trabajar los sábados y algunos domingos. Además, en campañas como la de Navidad o la de rebajas, las cargas de trabajo se intensifican de forma considerable: también en España, el puesto de auxiliar de caja, que en un 90% ocupan mujeres, es un trabajo poco valorado socialmente.

Los sindicatos mantienen varios frentes abiertos para dignificar las condiciones laborales del colectivo, centrados en tres líneas de reivindicación. Por un lado, piden incremento salarial para superar los 850 euros mensuales de media que cobran los empleados del sector de la distribución. Otra de las batallas es la flexibilización de horarios y la exigencia de dos días de descanso semanales. Y, finalmente, mejoras en las condiciones de higiene y salud laboral.

Óscar López, secretario de la federación de comercio de UGT, denuncia además que en muchas empresas "estos empleados están marginados del sistema de incentivos, cuando son quienes realmente facturan todas las compras". El colectivo, básicamente femenino, sufre un gran número de bajas por estrés y depresión que López achaca a "las fuertes presiones por el trato directo con el público y a las largas jornadas de trabajo". Según un estudio de Adecco Distribución, el absentismo laboral ha aumentado significativamente en los últimos tiempos: la tasa ha pasado del 3% al 14% en apenas seis años.

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Según Óscar López, "nadie quiere trabajar en este puesto". En los últimos meses el aumento del paro ha favorecido que haya solicitudes para cubrir las plazas vacantes, aunque según López "hubo momentos en que llegó a haber hasta 8.000 plazas vacantes en el sector del comercio".

El informe de Caprabo ¿Quién trabaja en un supermercado? dibuja el perfil de la cajera como una mujer de entre 25 y 35 años, de nacionalidad española y que trabaja a tiempo completo. El 43% de los 14.000 empleados de Caprabo es auxiliar de tienda, categoría profesional que incluye la figura del cajeras y reponedores, que alternan sus actividades según las necesidades del establecimiento. Según el perfil de Caprabo, el 61,5% de sus empleados son solteros, el 80% son mujeres y el 3% son inmigrantes. David Herranz, director de Adecco Distribución, explica que el sector cada vez más "aboga por una mayor profesionalización del colectivo, sobre todo los grandes grupos". Las empresas reconocen problemas para encontrar personal para este puesto, "el más difícil de cubrir en autoservicios y supermercados", según un informe de Adecco. Herranz comparte que el puesto de cajera carece de reconocimiento y se han incorporado muchos trabajadores inmigrantes, "que son quienes acaban en los turnos más duros y trabajando los fines de semana".

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