Las universidades públicas preparan fuertes planes de prejubilación de catedráticos
Los catedráticos y los profesores veteranos universitarios podrán abandonar las aulas antes de los previsto. Aunque su edad de jubilación son los 65-70, para los que decidan alargar su labor-, varias instituciones académicas ofrecerán, con el fin de acortar su carrera profesional, jubilarse cinco años antes manteniendo hasta el 90 por ciento de su sueldo.
Un tercio del profesorado universitario supera el umbral de los 50, por lo que el desembolso de las instituciones académicas para financiar este gasto extra se dejará notar en las cuentas públicas de los próximos años.
Por ahora, la Universidad Autónoma de Barcelona, pionera en este tema, que tiene 1.300 catedráticos y titulares, ya ha prejubilado a 60 docentes, para los que han aplicado el único requisito de tener más de 60 años y 32 de cotización a la Seguridad Social. A cambio, percibirán el 85% de su última nómina en activo: el sistema de protección público se hace cargo de la pensión, que en este caso es la máxima, y la universidad complementa el resto.
En la Universidad Hispalense, el plan garantizará el 100 por cien del salario, al menos hasta los 70, siempre que hayan cumplido 25 años de servicio. En Galicia y Cataluña, la media de los centros públicos ofrece un incentivo del 90 por ciento.
El modelo retributivo de los profesores depende de factores geográficos y meritorios. El sueldo base mensual de un catedrático, fijado en los Presupuestos Generales de este año, es 1.091,02 euros, si bien esta remuneración sólo significa el 20 por ciento del salario que percibe. A este montante hay que añadir un complemento específico de 968,86 euros y de 859,31, por cambio de destino. Pero la suma no se queda ahí: cada comunidad puede disponer de una retribución adicional que oscila, de media mensual, los 400 euros.
Aparte, los cargos académicos también engordan esta cifra: desde los 1.400 euros extra que percibe un rector, hasta los 400 euros de un director de Departamento. Sin embargo, a ningún docente se le pasa por la cabeza abandonar su cátedra. El motivo: la única parte que computa para hacer el cálculo de las pensiones -el sueldo base- es insignificante respecto a su remuneración total y supondría perder el 50% de su salario.
Pero ese problema ya no existe. Al menos, en los centros públicos de Galicia, Andalucía, País Vasco y Cataluña, que han lanzado sus planes de prejubilaciones. Mientras, la Universidad Complutense de Madrid o la de las Palmas preparan los suyos.
Eso sí, acortar la vida de la cátedra pasará factura a las instituciones: si se toma como ejemplo el caso de un catedrático medio, sin grandes remuneraciones extras, que percibe 2.800 euros mensuales -el sueldo base más la cuota específica y el complemento de su comunidad- resulta que las arcas públicas tienen que aportar 1.500 euros adicionales todos los meses para complementar el cupo de su sueldo.
Un desembolso especialmente gravoso para Galicia, donde sólo en la Universidad de Santiago cuatro de cada diez profesores están a cinco años vista de acogerse a la retirada anticipada. 173, de entre 60 y 65 años, ya pueden hacerlo.
Mantenerlos fuera de sus cátedras supone un desembolso de 3.115.000 euros anuales. Aunque la versión de la Hispalense es otra: sólo la mitad de las prejubilaciones harían ahorrar cinco millones de euros que se reinvertirían en contratar a profesores jóvenes.
Para asombro de los agentes sociales, la modificación de la Ley Orgánica de Universidades (LOU), que está siendo tramitada en el Congreso, no contempla este trato de favor a los funcionarios universitarios.
En su comparecencia en el Congreso, el pasado seis de noviembre, el presidente de la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE), Juan Antonio Vázquez García, llamó la atención sobre este asunto y sugirió, en un texto entregado al Gobierno, añadir una disposición adicional que contemple que "las universidades podrán poner en marchar planes de racionalización del personal" e "incentivar su jubilación voluntaria".
El vacío legal de la LOU
El departamento que lidera Mercedes Cabrera ha dejado la pista despejada a las instituciones académicas, que sólo dependen de sus respectivos Consejos Sociales para delimitar el volumen del profesorado y las bonificaciones para abandonar los centros.
Los catedráticos consultados aseguran que los planes de prejubilación tendrán una buena acogida entre los interesados.
Por su parte, la secretaria para Universidades de la UGT, Concha Espinosa, hace una reflexión de fondo del “la medida es contradictoria porque, por otro lado, el Gobierno incentiva el alargamiento de la vida laboral” que pide al resto de trabajadores.
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El modelo retributivo de los profesores depende de factores geográficos y meritorios. El sueldo base mensual de un catedrático, fijado en los Presupuestos Generales de este año, es 1.091,02 euros, si bien esta remuneración sólo significa el 20 por ciento del salario que percibe. A este montante hay que añadir un complemento específico de 968,86 euros y de 859,31, por cambio de destino. Pero la suma no se queda ahí: cada comunidad puede disponer de una retribución adicional que oscila, de media mensual, los 400 euros.
Aparte, los cargos académicos también engordan esta cifra: desde los 1.400 euros extra que percibe un rector, hasta los 400 euros de un director de Departamento. Sin embargo, a ningún docente se le pasa por la cabeza abandonar su cátedra. El motivo: la única parte que computa para hacer el cálculo de las pensiones -el sueldo base- es insignificante respecto a su remuneración total y supondría perder el 50% de su salario.
Pero ese problema ya no existe. Al menos, en los centros públicos de Galicia, Andalucía, País Vasco y Cataluña, que han lanzado sus planes de prejubilaciones. Mientras, la Universidad Complutense de Madrid o la de las Palmas preparan los suyos.
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