"Si tu jefe te limita, puentéalo"
Tengo 32 años. Nací en Madrid. Soy consultora y socia directora de Walker y Newman, y autora de una tesis sobre talento empresarial. Ahora estudio el miedo de los directivos en NoMiedo (Alienta).El miedo a equivocarse y perder el cargo de nuestros ejecutivos paraliza la innovación en nuestras empresas. El fracaso forma parte del éxito.
El 40 por ciento de las empresas que en 1980 eran las mayores del mundo hoy ya no existen: no supieron adaptarse a los cambios, porque hicieron del miedo su herramienta de gestión del personal.
- Que nadie se les desmandara.
- Nadie se les desmandó, pero el miedo hizo que nadie asumiera el riesgo de innovar y esa carencia impidió su adaptación a los cambios del mercado. Esas empresas desaparecieron o fueron absorbidas por otras más innovadoras que contaban con empleados y directivos menos miedosos.
- ¿Tan decisivo le parece el miedo?
- La razón es biológica: antes de tomar una decisión, la información pasa por la amígdala, donde sentimos las emociones primarias, por ejemplo el miedo, y sólo después por el neocórtex, donde razonamos.
- Acongojado es imposible razonar.
- El miedo condiciona el razonamiento, pero sobre todo paraliza la creatividad y congela la innovación: es inmovilista. Si una empresa, organismo vivo con millones de conexiones, se paraliza por miedo, no se adapta a los cambios del mercado y es devorada por otras empresas innovadoras.
- ¿Hay muchas empresas miedosas?
- He dedicado una tesis a estudiarlo: creemos que en un 51 por ciento de las empresas españolas los miedos al cambio, al error, al fracaso y a perder el cargo, entre otros, condicionan todo el proceso de toma de decisiones y acaban impidiendo que evolucionen.
- ¿Miedo a qué? ¿De qué? ¿Por qué?
- Si usted conEnlacea a esas preguntas con sinceridad y valentía, el miedo desaparece. Cualquier angustia o temor se desvanece cuando logras concretarlo.
- ¿Sugiere algún método para lograrlo?
- Haz de tu miedo algo concreto. El miedo se apodera de ti cuando eres incapaz de disociarlo de tu yo. Poner distancia entre tú y tu temor es el método. Cualquier medio, técnica o hábito que le ayude a poner esa distancia entre usted y su miedo le tranquilizará.
- Por ejemplo.
- Yo propongo que entrene su sentido del humor y la sencillez que lo hace posible para poder reírse de sí mismo y lo mal que lo pasa cuando tiene miedo.
- Mientras tanto, pasas un mal rato.
- Mientras, el miedo degenera el sistema de relaciones en la empresa. Miedo y poder han sido demasiado tiempo inseparables.
- ¿Qué miedo sirve al jefe mediocre?
- Existe un miedo equilibrante que no es sino reverso de la temeridad, pero el poder incompetente manipula ese sano temor al riesgo inútil que nos salva de la insensatez para convertirlo en lógica de su poder tóxica y paralizante.
- ¿Cómo?
- Los jefes mediocres potencian el miedo al error, el pánico a equivocarse que aniquila la creatividad y la innovación.
- No sea que lo hagas mejor que ellos.
- El miedo al cambio esconde falta de confianza en uno mismo, y si se impone en la empresa, ésta se convierte en inmovilista.
- Pero, mientras, el jefe conserva la silla.
- Ése es el segundo gran pánico empresarial: que te quiten el carguito por haber arriesgado demasiado. Es un temor peligroso, porque, en la economía de hoy, lo suicida de verdad es quedarse quieto. Sin embargo, las empresas priman la rutina sobre la innovación.
- Los inmovilistas conservan el cargo, pero hunden la empresa.
- Si alguna vez tiene usted miedo a perder su puesto, es que no confía en sus propias capacidades. Recuerde todo lo que explicó Erich Fromm en El miedo a la libertad.
- Recordémoslo.
- Si basas tu seguridad en lo que tienes, tendrás siempre más miedo que si la obtienes de lo que eres.
- Lo que eres no te lo quita nadie.
- Por eso no debes concentrarte en tener lo mejor, sino invertir en ser mejor y nadie te podrá arrebatar a ti mismo. De ese modo, creerás en ti mismo y cualquier cambio será una oportunidad para ti. Cuando seas capaz de levantarte cada día esperando la oportunidad del cambio, tus temores desaparecerán.
- El error forma parte del éxito.
- El error inspira la innovación: el error no debe penalizarse, sino analizarse, no tiene culpables sino responsables dispuestos a aprender de él.
- Quien no se equivoca nunca es que tampoco trabaja nunca.
- Por eso la empresa que comprende la necesidad de equivocarse logrará antes grandes aciertos que la que no se equivoca nunca.
- Bendito sea el error.
- Cuando se detecta un error, lo menos importante es el culpable. Lo fundamental es subsanarlo y descubrir qué nos enseña. Debes asumirlo, analizarlo y emplear su mensaje para mejorar. Un error bien estudiado lleva más lejos que un éxito fortuito.
- Es más fácil echarle la culpa al equipo de subordinados.
- Ése es el hábito de los jefes miedosos.
- ¿Qué hacer si te toca uno?
- Puentéalo sin escrúpulos.
- ¿Saltarte el conducto reglamentario?
- Tú no eres un empleado de tu jefe, sino de la empresa. Tú sirves a tu sociedad a través de tu empresa, no a un jefe que se sirva de la empresa para abusar de su poder. En muchas empresas, como Hewlett-Packard, si las decisiones que toma tu jefe no te parecen adecuadas para el conjunto de la firma, te animan a que lo puentees tranquilamente y recurras sus decisiones ante un superior.
- ¿Y si tu jefe eres tú mismo?
- Lo más difícil entonces es asumir que el único responsable del error eres tú mismo.
CON TALENTO
Mi ´career advisor´ en NYU se desilusionó cuando le dije muy ufano que ya llevaba cuatro años en la misma empresa y no pensaba dejarla. En EE. UU., un profesional que no cambie de empresa es un mediocre acomodaticio, pero aquí todavía el inmovilismo y el miedo al cambio se confunden a menudo con la fidelidad y la fiabilidad. Los innovadores saben que si la empresa no cambia, son ellos los que deben cambiar de empresa, aunque Jericó ha demostrado que la eficiencia a largo plazo siempre se consigue mejorando juntos. Sin embargo, no es lo más habitual, y por eso uno de cada tres ejecutivos planea dejar su empresa en los dos próximos años. Y el salario no es lo decisivo: lo que motiva de verdad a los profesionales con talento es que les dejen emplearlo en su propia empresa.
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Adiós al miedo en la empresa¿Quién dijo que callar es bueno?
Un nuevo empleo es posible sin cambiar de empresa
Tengo 32 años. Nací en Madrid. Soy consultora y socia directora de Walker y Newman, y autora de una tesis sobre talento empresarial. Ahora estudio el miedo de los directivos en NoMiedo (Alienta).El miedo a equivocarse y perder el cargo de nuestros ejecutivos paraliza la innovación en nuestras empresas. El fracaso forma parte del éxito.
El 40 por ciento de las empresas que en 1980 eran las mayores del mundo hoy ya no existen: no supieron adaptarse a los cambios, porque hicieron del miedo su herramienta de gestión del personal.
- Que nadie se les desmandara.
- Nadie se les desmandó, pero el miedo hizo que nadie asumiera el riesgo de innovar y esa carencia impidió su adaptación a los cambios del mercado. Esas empresas desaparecieron o fueron absorbidas por otras más innovadoras que contaban con empleados y directivos menos miedosos.
- ¿Tan decisivo le parece el miedo?
- La razón es biológica: antes de tomar una decisión, la información pasa por la amígdala, donde sentimos las emociones primarias, por ejemplo el miedo, y sólo después por el neocórtex, donde razonamos.
- Acongojado es imposible razonar.
- El miedo condiciona el razonamiento, pero sobre todo paraliza la creatividad y congela la innovación: es inmovilista. Si una empresa, organismo vivo con millones de conexiones, se paraliza por miedo, no se adapta a los cambios del mercado y es devorada por otras empresas innovadoras.
- ¿Hay muchas empresas miedosas?
- He dedicado una tesis a estudiarlo: creemos que en un 51 por ciento de las empresas españolas los miedos al cambio, al error, al fracaso y a perder el cargo, entre otros, condicionan todo el proceso de toma de decisiones y acaban impidiendo que evolucionen.
- ¿Miedo a qué? ¿De qué? ¿Por qué?
- Si usted conEnlacea a esas preguntas con sinceridad y valentía, el miedo desaparece. Cualquier angustia o temor se desvanece cuando logras concretarlo.
- ¿Sugiere algún método para lograrlo?
- Haz de tu miedo algo concreto. El miedo se apodera de ti cuando eres incapaz de disociarlo de tu yo. Poner distancia entre tú y tu temor es el método. Cualquier medio, técnica o hábito que le ayude a poner esa distancia entre usted y su miedo le tranquilizará.
- Por ejemplo.
- Yo propongo que entrene su sentido del humor y la sencillez que lo hace posible para poder reírse de sí mismo y lo mal que lo pasa cuando tiene miedo.
- Mientras tanto, pasas un mal rato.
- Mientras, el miedo degenera el sistema de relaciones en la empresa. Miedo y poder han sido demasiado tiempo inseparables.
- ¿Qué miedo sirve al jefe mediocre?
- Existe un miedo equilibrante que no es sino reverso de la temeridad, pero el poder incompetente manipula ese sano temor al riesgo inútil que nos salva de la insensatez para convertirlo en lógica de su poder tóxica y paralizante.
- ¿Cómo?
- Los jefes mediocres potencian el miedo al error, el pánico a equivocarse que aniquila la creatividad y la innovación.
- No sea que lo hagas mejor que ellos.
- El miedo al cambio esconde falta de confianza en uno mismo, y si se impone en la empresa, ésta se convierte en inmovilista.
- Pero, mientras, el jefe conserva la silla.
- Ése es el segundo gran pánico empresarial: que te quiten el carguito por haber arriesgado demasiado. Es un temor peligroso, porque, en la economía de hoy, lo suicida de verdad es quedarse quieto. Sin embargo, las empresas priman la rutina sobre la innovación.
- Los inmovilistas conservan el cargo, pero hunden la empresa.
- Si alguna vez tiene usted miedo a perder su puesto, es que no confía en sus propias capacidades. Recuerde todo lo que explicó Erich Fromm en El miedo a la libertad.
- Recordémoslo.
- Si basas tu seguridad en lo que tienes, tendrás siempre más miedo que si la obtienes de lo que eres.
- Lo que eres no te lo quita nadie.
- Por eso no debes concentrarte en tener lo mejor, sino invertir en ser mejor y nadie te podrá arrebatar a ti mismo. De ese modo, creerás en ti mismo y cualquier cambio será una oportunidad para ti. Cuando seas capaz de levantarte cada día esperando la oportunidad del cambio, tus temores desaparecerán.
- El error forma parte del éxito.
- El error inspira la innovación: el error no debe penalizarse, sino analizarse, no tiene culpables sino responsables dispuestos a aprender de él.
- Quien no se equivoca nunca es que tampoco trabaja nunca.
- Por eso la empresa que comprende la necesidad de equivocarse logrará antes grandes aciertos que la que no se equivoca nunca.
- Bendito sea el error.
- Cuando se detecta un error, lo menos importante es el culpable. Lo fundamental es subsanarlo y descubrir qué nos enseña. Debes asumirlo, analizarlo y emplear su mensaje para mejorar. Un error bien estudiado lleva más lejos que un éxito fortuito.
- Es más fácil echarle la culpa al equipo de subordinados.
- Ése es el hábito de los jefes miedosos.
- ¿Qué hacer si te toca uno?
- Puentéalo sin escrúpulos.
- ¿Saltarte el conducto reglamentario?
- Tú no eres un empleado de tu jefe, sino de la empresa. Tú sirves a tu sociedad a través de tu empresa, no a un jefe que se sirva de la empresa para abusar de su poder. En muchas empresas, como Hewlett-Packard, si las decisiones que toma tu jefe no te parecen adecuadas para el conjunto de la firma, te animan a que lo puentees tranquilamente y recurras sus decisiones ante un superior.
- ¿Y si tu jefe eres tú mismo?
- Lo más difícil entonces es asumir que el único responsable del error eres tú mismo.
CON TALENTO
Mi ´career advisor´ en NYU se desilusionó cuando le dije muy ufano que ya llevaba cuatro años en la misma empresa y no pensaba dejarla. En EE. UU., un profesional que no cambie de empresa es un mediocre acomodaticio, pero aquí todavía el inmovilismo y el miedo al cambio se confunden a menudo con la fidelidad y la fiabilidad. Los innovadores saben que si la empresa no cambia, son ellos los que deben cambiar de empresa, aunque Jericó ha demostrado que la eficiencia a largo plazo siempre se consigue mejorando juntos. Sin embargo, no es lo más habitual, y por eso uno de cada tres ejecutivos planea dejar su empresa en los dos próximos años. Y el salario no es lo decisivo: lo que motiva de verdad a los profesionales con talento es que les dejen emplearlo en su propia empresa.
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