Enfrentarnos al error no siempre es fácil. A menudo nos cuesta reconocer nuestros propios fallos y aceptar que podemos fracasar. También les cuesta a los demás aceptar el riesgo de que podamos equivocarnos y, mucho más, perdonar los errores. Esta visión tan negativa del error evidencia que en ocasiones subestimamos el poder del fracaso. El aprendizaje y la sabiduría que nos pueden proporcionar deberían ser enormemente valorados en el seno de las organizaciones.
Aunque aún son pocos los y las managers o líderes que abordan el fracaso de manera correcta, cada vez coge más fuerza una corriente en la gestión empresarial que no pretende evitar los errores y eliminarlos.
Si evitamos analizar en profundidad nuestros propios fallos porque es desagradable emocionalmente perdemos la oportunidad de aprender de ellos, especialmente si se trata de errores inevitables o inteligentes. Y es que la innovación se nutre mucho más de fracasos que de éxitos.
Adjunto/s asociado/s:
La gestión del error
La gestió de l\'error